Ayer mismo quedé con Martin en Coruña. Por fin tenemos todo el material de Aurora a nuestra disposición. Ha sido un proceso demasiado largo, demasiado duro. Sé a ciencia cierta que esto no es así cada vez. Entre otras cosas porque he colaborado en otras producciones y esto a veces no es así. En fin, ahora hay que aprender de los errores y sacar el DVD. Hay que enseñarlo. Espero hacerlo en pocas semanas.
Lo gracioso de todo esto es que no he debido padecer tanto, cuando necesito meterme en otro corto. Se lo dije a Martin: Tengo que degustar el proceso de nuevo y quitarme este sabor a fresa ácida.
De estos dos años de proceso intermitente claro que hay muchas lecturas positivas que sacar, pero sobre todo me gusta pensar que ha servido de excusa para no perder contacto con el propio Martin. Obligarnos (dulce obligación) a ir al cine de cuando en vez; escuchar sus desvaríos, siempre estimulantes; asistir al concierto de Mamá Ladilla; las conversaciones sobre esto y lo otro, antes de coger el coche; unas risas en Shakespeare para ignorantes de Mofa e Befa; tirarle de las orejas para que crezca de una maldita vez y ponga todo ese talento a disposición de una productora...
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