07 abril 2010
Mascotas del Audiovisual
Esta semana me acordé de Diego Macho, ex-montador de una ya desaparecida empresa de audiovisual (¿?) en la que trabajé.
Se incorporó el lunes un chaval de prácticas. Traía el miedo dibujado en el rostro y tres palabras contadas cosidas a su úvula. Observaba todo como lo hace un paciente en el quirófano momentos antes de ser operado; como un hamster que sale de la caseta para inspeccionar la rueda nueva que le acaban de instalar en la jaula.
Hablamos brevemente de la escuela y de lo que esperaba encontrarse en el audiovisual. Intenté (lo juro) no ser sincero o explícito en exceso. Lo justo para herir con la verdad sin romper un sueño.
Creo que no tiene pensado seguir los pasos del montaje. Amablemente dijo que le gustaba bastante, lo cual se puede interpretar como que le gusta bastante poco, casi nada. No lo digo con rencor. Insisto en que fue muy amable cuando lo dijo (tal vez mostró tanto tacto como el mío al decirlo).
Estos dos días han servido para que se haya relajado un poco y haya empezado a aflorar el profesional que quiere ser. Por lo poco que sé le gusta ver series y escribir. Le gusta (básicamente) la ficción. A ver si tiene suerte y puede enganchar algo relacionado con el tema.
Como no, me acordé de Diego Macho, el montador que me vio llegar, con mi carita de hamster y toda la ilusión puesta en este medio al que non le he perdido el gusto con el tiempo. Ahora entiendo un poco más como se sintió él. Y le agradezco que fuese levemente sincero (lo justo para herir sin romper un sueño). Gracias Diego, tengo muchas ganas de volver a verte.
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