A principios de mes se proyectó Exitus en la I Mostra de Curtametraxes Galegas de la Fundación Rodríguez Iglesias. Precisamente allí, durante el coloquio posterior, es donde reapareció la recurrente idea de que los cortos no son si no un trampolín para llegar a realizar un largometraje. Y quedó bastante patente la confusión, visto que el propio coloquio se centró en el lamentable estado del cine dentro del audiovisual gallego (cuando la cosa debería versar más sobre los avatares de llevar a buen puerto historias cortas). Quede constancia de que el debate estuvo bien. Después de todo a un cinéfilo siempre le apetece hablar de cine.
Sucede que ciertas historias piden a voces ser contadas de forma condensada. He visto en el cine últimamente más de una película mediocre que, de durar media hora, sería una pieza realmente redonda. A lo mejor en su nacimiento se trataba de un cortometraje al que decidieron estirar hasta que aparecieron todas esas estrías en el guión.

Porque, ¿es menos teatro un entremés de Cervantes que Una rosa es una rosa de Suso de Toro?; ¿tiene más peso artístico Las Meninas de Velázquez o las reflexiones irónicas de una tira cómica de Mafalda?
4 comentarios:
A la mierda, yo paso.
En cuanto pueda me voy a Hollywood a trabajar con Michael Bay.
Temos aí pendente a peli do fillo de Bowie. Ou xa a viches?
Vamos a vindeira semana, ou?
Vamos, vamos. Dame un toque.
Además tuve otra idea que es una mierda, pero esta creo que sí que es barata, ya te la contaré.
Pois posiblemente sexa o martes. Así cóntoche, que estiven con Tiaguini e compaña.
Teño ganas de escoitar esa historia. Eres grande amigo Michael DeSoto.
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