El mes que viene se cumplirá un nuevo sueño. Espero paciente a que se materialice. Si he podido con el paso de los años, siento que podré con el paso de los días. No estoy ansioso, pero sí ilusionado.
La ilusión es la única capaz de derribar esas ideas en las que uno se ve muy, muy pequeño. Ideas que teorizan con no poder alcanzar tu propio sueño si has nacido en un pueblo; que maliciosamente insinúan que uno no es nada y que por lo tanto nada se puede hacer; que juegan a compararse con otros que alcanzaron antes la meta.
El mes que viene abordaré el montaje de un largometraje. Gracias al tiempo que ha decidido regalarme una nueva alegría; a la familia que me ha concedido la posibilidad de tomar un camino diferente al que ellos mismos consideraban "el bueno y seguro"; a los amigos que siendo pocos meten tanto ruído y dan tanto y tanto cariño; a los que visitan este rincón y a los que nos citan en los suyos propios, porque mantienen encendida la única llama que un hombre necesita para seguir persiguiendo un sueño: la ilusión.
He acabado de escribir y permanezco en silencio durante un breve instante. Releo y espero. Paciente. No estoy ansioso, pero sí ilusionado.
30 octubre 2009
13 octubre 2009
Niña de arena
En el puente del Pilar visitamos Asturias (concretamente Luarca). Tanto la costa como los pueblos de montaña (en el interior) son verdadero arte natural. Allí se gestó este micrometraje realizado con la cámara de fotos.
Tenéis a disposición los subtítulos para la versión en español.
NIÑA DE ARENA
Tenéis a disposición los subtítulos para la versión en español.
08 octubre 2009
Animalario
Hace unas semanas me fui al cine con Martin, único ser humano en el mundo (a día de hoy*) con la capacidad de sacarme de la quietud de Cerceda para disfrutar de la carnicería de Malditos Bastardos. La cuestión es que en una de esas parrafadas autocomplacientes en las que tanto se gusta Tarantino, uno de los protagonistas se pregunta por qué nos asquean las ratas y no así las ardillas, que son prácticamente iguales (excepto por su cola).
Y lo cierto es que en eso hay que decir que el bueno de Quentin tiene razón. Hay animales socialmente bien (y mal) vistos dependiendo de la cultura a la que pertenezcas. Porque, con sinceridad: ¿a alguno de vosotros le gustaría ser un cerdo, cucaracha o babosa?; pero, ay, qué buenas son las hormiguitas que trabajan de sol a sol, y que bonitas se ven cuando marchan en fila de a uno, sorteando obstáculos, portando diez veces su propio peso. ¡Qué monada y que bien se lo montan!
Sea como sea, admitamos que el proyecto de diseño que os quería recomendar con esta entrada, no tendría posiblmente el mismo tirón si llega a llamarse el cerdo amarillo, la cucaracha roja, o la babosa multicolor.
Hace un año la gente de La hormiga azul empezó a creer en sus inquietudes y a publicar pequeños trabajos reunidos en un fanzine. Quizás se vieron identificados con las hormigas porque juntos sacan más partido de sí mismos como individuos; o porque esconden en lo más profundo, donde normalmente no llega el ojo humano, un universo asombroso e interesante (¡quién sabe!).
Dejo un link permanente por si queréis colaborar con ellos o, simplemente, visitarlos de vez en cuando para comprobar que la comunidad sigue viva allá en el hormiguero. Ellos, cada tres meses, compartirán su arte con todos nosotros sin prejuzgarnos por el hecho de ser cerdos, ratas, ardillas, cucarachas o babosas.
__________
* Se admiten invitaciones.
Y lo cierto es que en eso hay que decir que el bueno de Quentin tiene razón. Hay animales socialmente bien (y mal) vistos dependiendo de la cultura a la que pertenezcas. Porque, con sinceridad: ¿a alguno de vosotros le gustaría ser un cerdo, cucaracha o babosa?; pero, ay, qué buenas son las hormiguitas que trabajan de sol a sol, y que bonitas se ven cuando marchan en fila de a uno, sorteando obstáculos, portando diez veces su propio peso. ¡Qué monada y que bien se lo montan!
Sea como sea, admitamos que el proyecto de diseño que os quería recomendar con esta entrada, no tendría posiblmente el mismo tirón si llega a llamarse el cerdo amarillo, la cucaracha roja, o la babosa multicolor.
Hace un año la gente de La hormiga azul empezó a creer en sus inquietudes y a publicar pequeños trabajos reunidos en un fanzine. Quizás se vieron identificados con las hormigas porque juntos sacan más partido de sí mismos como individuos; o porque esconden en lo más profundo, donde normalmente no llega el ojo humano, un universo asombroso e interesante (¡quién sabe!).
Dejo un link permanente por si queréis colaborar con ellos o, simplemente, visitarlos de vez en cuando para comprobar que la comunidad sigue viva allá en el hormiguero. Ellos, cada tres meses, compartirán su arte con todos nosotros sin prejuzgarnos por el hecho de ser cerdos, ratas, ardillas, cucarachas o babosas.
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* Se admiten invitaciones.
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