Los niños te roban el corazón... y el tiempo. Vuelves la vista y llevas un año sin escribir. Pero para compensar, los momentos creativos se multiplican exponencialmente cuando tienes que inventarte un "cuento sin cuento" durante la merienda, o encontrando una solución a catástrofes naturales del tipo "hay un moutro en la habitación". Pues sí. Así es mi vida últimamente:
Un, dos, tres.
Érase una vez...
Verde, azul, marrón.
Dos patos, un león.
Hay que compartir.
No sé quién empezó.
¿El dibujo es para mí?
Pipí en el pantalón.
¿Qué es? ¿Por qué?
Eso, a Papá Noel.
No me da la gana.
Os quiero. ¡Hasta mañana!
Os quiero. ¡Hasta mañana!