21 septiembre 2012

Un cuento sin cuento

Los niños te roban el corazón...  y el tiempo. Vuelves la vista y llevas un año sin escribir. Pero para compensar, los momentos creativos se multiplican exponencialmente cuando tienes que inventarte un "cuento sin cuento" durante la merienda, o encontrando una solución a catástrofes naturales del tipo "hay un moutro en la habitación". Pues sí. Así es mi vida últimamente:

Un, dos, tres.
Érase una vez...
Verde, azul, marrón.
Dos patos, un león.
Hay que compartir.
No sé quién empezó.
¿El dibujo es para mí?
Pipí en el pantalón.
¿Qué es? ¿Por qué?
Eso, a Papá Noel.
No me da la gana.
Os quiero. ¡Hasta mañana!

3 comentarios:

Morrigan Mathy dijo...

Esos cuentos cambiarán con el paso del tiempo, y se quedarán en el recuerdo. Escribirlos y memorizarlos ahora valdrá la pena.
Después solo tendrás el "papá me compras...?" y ya no querrán mas cuentos a la hora de la siesta (ni siestas tampoco)
Besets...

anamacedo dijo...

Tienes que escrevê-los Manuel, pois tudo isso se perde na poeira do tempo... por experiência própria te digo. Guardo pequenos rasgos na lembrança e procuro reconstruí-los, mas me escapam como fumaça. Eram como os contos de Mil e uma noite, lembro que me deitava ao solo para ouvir os cascos dos cavalos quando estavam a galope. Parecia tão real que eu chegava a ver as estrelas e ouvir o ruido do vento na praia, sem nunca tela visto - Eu só tinha 4anos! Infelizmente Já não posso resgatar estas maravilhas, pois meu tio já não está entre nós.
Pinte no papel essa MAGIA que são os contos, pois os "contos são para serem contados" e nunca guardados.
Bjs

Manuel Macou dijo...

Lo cierto es que pese al casi nulo valor real de los cuentos inventados, seguramente para mis hijos tendrá un valor incalculable en el futuro.

Me habéis dado una razón para dejarlos por escrito.

Bicos!!!!