17 marzo 2012

"Calmar el alma"

Empecé Las Montañas del Olvido de J.J.M. Veiga y, al momento, acudieron a mí las mismas sensaciones que al leer Dune de Frank Herbert, o al ver por primera vez el Episodio IV de Star Wars. Eso de estar ante un universo totalmente desconocido que se irá explicando por si mismo a medida que se desarrolla la historia.

No nos estrellamos contra una gran parrafada inicial destinada al lector, con el objeto de contextualizar el espacio y el tiempo. Y eso me encanta. El orden de ese nuevo mundo, la forma en que conviven las muchas especies que lo pueblan (las opiniones que unas tienen de otras...), las relaciones político-militares, se deducen a medida que cotilleamos el contenido de los diarios que tejen la novela. Exige una lectura activa y, señores, ¡cómo me gusta eso!

Tal vez el único punto en contra es el de contar con una gran cantidad de personajes y localizaciones interrelacionados. Lo cual dificulta por momentos la tarea de ubicarlos dentro de una historia que, como he dicho, se nos muestra en fracciones a través de diarios.

Subir Las Montañas del Olvido no ha sido un camino de rosas para mí (he tenido que sortear los obstáculos de mi visión doble). Y, así a todo, ha sido un placer leer. Mérito de la novela, claro.

Una novela para amantes de las escaramuzas militares, de la Naturaleza, la Filosofía y la buena Literatura en general.

Como dice el cabrón de Kalmarsiam: "La vida puede ser corta o larga, pero siempre, si uno pone todo su empeño, tenemos un tiempo para aprender de los errores, otro para añorar la venganza y finalmente un momento para actuar y calmar el alma." Gracias por calmar la tuya escribiendo.

Fotograma de nuestro cortometraje Aurora, con los tres
referentes literarios del protagonista: Bob, Suso y Juan

06 marzo 2012

Cuestiones (13) / Guillotina

Cansado de escuchar a toda suerte de neófitos financieros invocando en los medios de comunicación (incluso en parques infantiles y zonas comunes) a los demonios mejor mantenidos del averno bursátil. Política de austeridad (vómito), crisis económico-financiera (vómito), paro y abaratamiento del despido (vómito, vómito y más vómito)...

Tal y como defendían los Monty Phyton en su  corto Seguros Permanentes Crimson*, si el mundo no fuese redondo (como el ojo del culo), ¿no pintaría todo de forma bien distinta?



Siempre nos quedaría lo de reinstaurar a guillotina. Pero veo la cosa muy parada al respecto.

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* The Crimson Permanent Assurance (de 1983) es un corto dirigido por Terry Gilliam (Monty Phyton) que fue incluído como prólogo en su excepcional comedia El sentido de la vida, y que por cierto han puesto hoy en la Sexta3.